Higos (Ficus carica y Ficus carica subsp.rupestris o cabrahigo)

Higos, ficus carica

Se dice que la higuera es uno de los cultivos más antiguos de la humanidad, y ciertamente viene acompañando al ser humano desde hace mucho tiempo… tanto que hace 4.000 años los egipcios ya la cultivaban y cosechaban. También hay referencias de estos frutos, en yacimientos arqueológicos del valle del Jordán datados de hace 11.000 años, por los cuales se especula que la higuera pudo ser de los primeros frutales domesticados durante el neolítico.

La higuera en su origen era dioica, con pies femeninos y masculinos separados.

En teoría la higuera silvestre (también conocida como “cabrahigo”, “higuera loca” o “higuera macho”) no produce higos comestibles, pero a pesar de ello su importancia es enorme, ya que como dicen:

«Ni hombre sin ombligo, ni higuera sin cabrahigo» o «higuera sin cabrahigo, no vale un higo».

Este dicho popular nos viene a explicar, que para algunas variedades de higueras domésticas es imprescindible la presencia de estas higueras silvestres, porque gracias a ellas tiene lugar la polinización y esto evita que sus frutos caigan antes de la maduración.

En este proceso de fecundación entra en juego un pequeño mosquito (Blastophaga psenes, conocido como avispilla) que es el encargado de transportar el polen desde las flores masculinas de las Cabrahigo, hasta los siconos femeninos de las higueras domésticas. Sin este insecto los higos no llegarían a madurar.

Higuera silvestre o cabrahigo, plantada en nuestro primer proyecto de rehabilitación medioambiental en la provincia de Cáceres. Este ejemplar lo adquirimos de los viveros del Fondo Forestal Ibérico de Villamalea, Albacete.

Bastantes clases de higueras producen dos tandas de frutos al año: las brevas, que maduran a principios del verano… y los higos, que según clase y clima, llegan a su punto exacto de madurez a finales del período estival. De aquí nace otro dicho antiguo:  “De higos a brevas…” para explicar que pasa un largo tiempo entre dos hechos concretos.

Dentro de las higueras domésticas (Ficus carica) hay tres divisiones principales:

Las que necesitan polinización a través de la avispilla procedente de higueras silvestres (este proceso se llama caprificación), y son las Higueras “turcas” o variedad Smirna.

Las intermedias o Higueras San Pedro, que no necesitan la polinización para producir brevas pero sí para producir higos.

Las higueras autofértiles o Partenocárpicas, que no necesitan del proceso de caprificación para producir los frutos. Aunque se sabe que cuando se da la polinización, los frutos son de una calidad mayor, con un sabor y color más intensos…

Este tipo de higueras actualmente es la más común aquí, en la península ibérica. Algunos ejemplos de variedades de este tipo serían: Calabacita, Cuello de Dama Blanco, Cuello de Dama Negro, De Rey, San Antonio, La Casta, Colar, Flor Ancha, Goina, Verdal, Nazaret…

Pero entonces, si la higuera silvestre no produce higos comestibles… ¿por qué la incluimos en este listado?

Bueno, primero por ser indispensable para fecundar (caprificar) a algunas higueras domésticas que necesitan ser polinizadas. También por la calidad de sabor que aporta incluso a los frutos de las que no requieren polinización.

Y en segundo lugar, porque algunos autores hablan de variedades comestibles de cabrahigos. No hemos encontrado más información al respecto, pero nos parece un dato relevante a investigar, por si efectivamente existiesen cabrahigos comestibles…

Además hemos incluido a la higuera doméstica en este apartado de frutos silvestres, por su gran capacidad para adaptarse a diferentes condiciones y poder “asilvestrarse” con cierta facilidad.

Aunque siempre habrá que tener en cuenta, que como bien dice el refrán: “la higuera al pie el agua, y al sol la cabeza”… ya que aunque se adapta a tierras de secano, verdaderamente prefiere el suelo húmedo (bien drenado), con un clima caluroso, de aire seco y soleado.

EL HIGO

(a modo de adivinanza)

Logra pan, aunque no es trigo.

Muestra pezón y no es seno.

Y si a veces es verdal,

otras muchas es moreno.

Viste pámpano y no es uva;

derrama leche y no es cabra.

Y si no existe en Noruega,

abunda en Lorca y en Adra.

Tiene madre paridera;

en bulto de pera,

hermana.

Y es encanto

comerlo muy de mañana.

En verano es frescor;

en el invierno calor.

Sin ser caña, suma azúcar;

luce pellejo y no es vieja;

crece miel y no es abeja.

Adivínelo el amigo,

a buen juez, mejor testigo.

Antonio Oliver (1947)

Nos despedimos hasta la próxima, compartiendo con vosotros un bonito artículo de Fernando Fueyo y Bernabé Moya, hablando también sobre la higuera: pincha aquí.


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