La agricultura ecológica no es la solución

Actualmente el auge comercial de la agricultura ecológica (lo cual hay que tener en cuenta pues es mayormente la que ocupa cientos de miles de hectáreas de terreno y está ligado a las élites geopolíticas y económicas) es innegablemente relevante a la hora de hablar de una verdadera solución medioambiental a escala planetaria.

Vamos a explicarnos un poco mejor: se ha pasado de la agricultura tradicional con químicos a una agricultura ecológica con químicos restringidos o controlados.

Obviamente esto supone un cambio, sobre todo por dejar de contaminar el ecosistema con tóxicos… sin embargo, no supone una profunda y veraz solución.

Y tengamos en cuenta que la verdadera huella relevante es la de este cultivo ecológico comercial y no la poca importancia que puedan tener pequeños proyectos de autosuficiencia o experimentación.

Por desgracia esto es así de simple y trágico… es un «David contra Goliat», en el que Goliat es la agricultura comercial que impone lo que sucede en el mundo, donde inevitablemente habitamos todos.

No bastan acciones fragmentarias, o distintas acciones… la importancia la tiene aquello que impone mayor presión.

El planeta es la casa de cada uno y estamos bajo la locura en la que el que tiene más poder impone lo que vivimos todos, aunque ese poder sea cortoplacista, ignorante y egocéntrico.

Por tanto seamos claros ante el panorama y espectáculo al que asistimos.

El cultivo natural es la única verdadera solución en relación con el ser humano, la alimentación  y la naturaleza… el cultivo natural como una ventana abierta en constante escepticismo y atención a lo que sucede.

El cultivo comercial, aquel que suministra a las pequeñas tiendas y grandes cadenas de supermercados, se divide hoy en agricultura convencional química y agricultura convencional ecológica.

Según IFOAM Organics Europe a fecha de 2019 : “A nivel mundial, el 1,4% de las tierras de cultivo son Bio.

Según la oficina de estadística de la Unión Europea, (EUROSTAT): “La superficie ecológica representa, en 2019, el 8,5% de la superficie agrícola total de la UE”.

Según esta misma oficina de la UE, España estaba en 2019 en un 9,7% de superficie dedicada a la agricultura ecológica.

¿Se comprende ahora mejor cuando hablamos de David contra Goliat?

Hablando claro, esto significa que el 98,6% de los terrenos agrícolas del planeta están siendo envenenados y maltratados, despojados de su fertilidad y produciendo alimentos tóxicos o cuando menos sin apenas nutrientes.

Pero ante todo quedémonos que con la excusa de producir alimentos para poder sobrevivir, se está envenenando el planeta en que vivimos.

Este funcionamiento de un organismo matando a su huésped, solo se da en parásitos que por un error, comienzan a funcionar como plaga.

En base a estos datos, la situación es extremadamente grave y para nada va por buen camino aunque los sectores de la agricultura ecológica vean buenos porcentajes anuales de crecimiento.

La agricultura ecológica, aunque es menos nociva que la convencional, no deja de ser agricultura científica que parte del egocentrismo, y como tal es una visión parcial, fragmentaria y errónea de la situación y de la solución.

Algunos datos más para formarnos una visión mas amplia y completa de lo que está sucediendo y de la situación que tenemos entre manos:

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización Británica sobre Residuos WRAP: “casi el 20% de la producción mundial de alimentos se desperdicia, unas 930 millones de toneladas. El 61% en el ámbito doméstico, el 26% en los servicios de alimentación tipo hostelería y el 13% en el ámbito comercial (tiendas, supermercados y grandes superficies)”. Esto significa que cada consumidor desperdicia unos 121 kilos de comida al año (Fuente: Indice de desperdicios de alimentos 2021 de PNUMA).

Según la ONUel 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero están asociadas con comida que no se consume”.

Según la FAOcasi el 10% de la población mundial padece hambre todos los días y si se combinan los niveles moderado y grave de inseguridad alimentaria, la estimación asciende al 26,4%”. Esto sin hablar de los altísimos niveles de malnutrición que no solo padecen en los países no desarrollados, sino también en los denominados primer y segundo mundo.

Según las Naciones Unidas:el número total de habitantes del planeta Tierra se ha triplicado entre 1950 y 2010 y de cumplirse las predicciones, estará cerca de cuadruplicarse para 2050”. En 1950 la población mundial era de 2500 millones, en 2012 de 7000 millones y se estima que para 2050 llegue a los 9150 millones de seres humanos.

Sin embargo según también las Naciones Unidas: la tierra cultivable por persona ha disminuido hasta menos de la mitad de 1950 a 2020 (en 1950/0,5 hectáreas por persona y en 2020/0,2 hectáreas por persona)”.

Según el informe sobre el Estado de los Bosques de 2018 de FAO:la causa de la deforestación es el cambio de uso del suelo con fines agrícolas y ganaderos”.

No deja de ser curioso que la agricultura busque áreas boscosas argumentando una alta calidad del suelo, la cual se traduce en una alta fertilidad, pero la calidad del suelo es buena porque ahí hay un bosque. Con el cambio del uso del suelo, cuando se pasa de bosque a cultivos, esa calidad se pierde porque precisamente desaparece el bosque. Un bosque no desaparece cuando se muere el ultimo árbol sino mucho antes, debido a las delicadas relaciones que se establecen entre los organismos. El bosque empieza a desaparecer cuando se fragmenta”.

Andrea Masullo, XV Foro Internacional de la Protección de la naturaleza.

Según un estudio publicado en la revista Science conducido por investigadores del Instituto de Recursos Mundiales y la Universidad de Maryland: El factor que más ha influenciado en la pérdida de masa forestal en el mundo ha sido la silvicultura”.Se refieren a las operaciones forestales a gran escala dentro de bosques gestionados y plantaciones de bosques. De acuerdo con el estudio son las responsables del 26% de la masa forestal perdida a nivel mundial en 2015.

Según la FAO, de 2015 a 2020 la cifra de expansión del bosque es exactamente la mitad que la de la deforestación a nivel mundial (5 millones de hectáreas por año de expansión frente a los 10 millones de hectáreas por año de deforestación), siendo la cifra actual de expansión la más baja desde 1990. A estos números hay que sumar el porcentaje de bosques degradados y fragmentados y distinguir los bosques naturales o regenerados de forma natural de las plantaciones forestales y bosques de regeneración artificial.

Ahora podemos sacar una cuantas conclusiones más amplias de la situación que está aconteciendo:

Por una lado se dice que es necesario aumentar la cantidad de tierras de cultivo para dar de comer a toda la población mundial.

Sin embargo, mucha de la comida producida se tira directamente a la basura y una buena parte de la población mundial padece hambre y desnutrición.

Se destruyen bosques con la excusa de necesitar más suelos fértiles, pero se destruye lo que hace fértiles a los suelos y se cultiva y produce con técnicas que roban y destruyen la fertilidad del suelo y se contamina y destruye a su vez la estructura del suelo.

Se habla de silvicultura y proyectos forestales, pero sin embargo esto está considerado por los estamentos oficiales y parte de la propia ciencia, como el mayor causante de pérdida de masa forestal a nivel mundial.

Y frente a toda esta situación solamente el 1,4% de la agricultura mundial llega a ser de certificación ecológica.

Una certificación ecológica que es considerada por muchos de los verdaderos exponentes de cambio como insuficiente, gubernamental e industrial y no significar verdaderamente una solución mas allá de ser el mal menor.

El panorama es desolador y las iniciativas futuras por parte de las élites a nivel mundial, no van a estar fuera de esta visión cortoplacista, egocéntrica y fragmentaria.

Por tanto, esta visión de un «David» sin fuerza ni poder político, ni institucional o empresarial, sin apoyo masivo de la ciudadanía y que no es apoyado por una ciencia oficial, hija de su propia limitación e intereses al servicio de la industria y la geopolítica… enfrentándose a un «Goliat» todopoderoso víctima de su propia ignorancia y egocentrismo, parece más una utopía o batalla perdida que cualquier otra cosa.

Dicho esto, cabe preguntarse si no hay posibilidad alguna, sino hay solución… si solo cabe asistir a como la ignorancia y el egocentrismo arrasan con todo, reduciendo la capacidad de acción de lo correcto a algo poco más que algo personal, marginal y a acciones parciales y limitadas por la presión e imposición de lo masivo y el daño.

Estar condenados a asistir a la destrucción de forma irremediable cuando es algo evitable… es algo difícil de asumir.

Pero como dicen: “Lo que es erróneo no deja de serlo porque lo haga todo el mundo… y lo que es correcto no deja de serlo porque no lo haga nadie”.

Así que una vez descrita la situación, al menos por encima, la cuestión es avanzar en la acción correcta en cada una de las problemáticas que acontecen, sin abandonar la comprensión de que la causa es una y sus consecuencias muchas.


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