¿Hay una clara intencionalidad en la naturaleza por fomentar la biodiversidad?

Donde uno mire, parece existir un movimiento en pos de la diversidad y por el aumento de la fertilidad… La vida en constante adaptación a las circunstancias, desde la asociación pionera de un hongo y un alga que llamamos “liquen” sobre roca madre, a cualquier especie de planta o animal y el ambiente en que pueda medrar.

Por tanto, existen variadas circunstancias que conforman diferentes hábitats con sus diferentes microclimas y la adaptación de la vida a ellas, con las consecuentes variadas y diferentes formas de vida existentes en nuestro planeta.

Este proceso es un “continuum”, donde al mirar en un momento preciso vemos una imagen cristalizada de lo que existe, que erróneamente traducimos en términos de tiempo y estabilidad… cuando la historia del planeta nos muestra que las especies, las distintas expresiones de la vida aparecen y desaparecen, se transforman, adaptan o extinguen, siendo lo único constante el milagro de la vida.

Así que tenemos la vida en sus distintas e infinitas expresiones.

Es un hecho observable y comprobado, que los ecosistemas con mayor biodiversidad, tienen más capacidad de sobrevivir, posiblemente debido a una cuestión de más porcentaje de posibilidades y de mayor capacidad de abarcar todas las necesidades del conjunto, que sumado a la inercia natural en busca del equilibrio, producen un organismo maduro, vulnerable y frágil, pero completo y sano.

Esto sucede igualmente a otra escala en el ser humano, como dice la máxima “como es arriba es abajo, como es adentro es afuera”, dentro de la totalidad del cosmos (orden) en que existen totalidades menores como es este planeta, una selva o bosque y un organismo particular, donde lo macro y lo micro reflejan un funcionamiento común.

Cuando un ecosistema u organismo está en madurez y equilibrio, sus defensas y sistema inmunológico están mucho mejor preparadas para cualquier posible acontecimiento, y solamente cuando un daño “exterior” fruto de algún error o cataclismo, causa desequilibrio por la merma de una de sus partes, comienza el desastre de los nichos vacíos ocupados por “extraños”, la actividad biocida y la locura de los parásitos transformándose en plaga, acabando con el huésped que les provee de sustento.

Igualmente que hoy sabemos de la importancia de una buena, equilibrada y diversa “flora y fauna” intestinal para el correcto funcionamiento de nuestro organismo… esto es extrapolable a un suelo, un ecosistema local o una inmensa selva y en definitiva al planeta en su conjunto.

Como decíamos anteriormente, todo es cuestión de totalidades mayores y menores, partes de un todo infragmentable en constante diversificación e intención de medrar, adaptarse y sobrevivir.


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