Los cipreses como herramienta de protección en el establecimiento de una finca natural.
Los cipreses llevan acompañando a los paisajes y ecosistemas mediterráneos desde hace milenios… Fueron un símbolo de vida y longevidad para griegos, romanos o fenicios. Mencionado multitud de veces en la Biblia, hasta dicen que el «Arca de Noé» estaba hecho de la madera de este maravilloso árbol.
Presente en cientos de culturas y pueblos, y apreciado por su madera, es igualmente bien valorado por los animales para cobijarse y anidar en ellos.
Gran importancia se le daba en los antiguos tratados de medicina, y se le ha usado desde en el más primitivo urbanismo hasta en la actual modernidad, como ornamental por su imponente figura y belleza, como muro cortavientos y para proporcionar intimidad en fincas y jardines.
Pero queremos hacer especial mención a una, no poco controvertida, de sus cualidades: su capacidad ignífuga.
Son varios los países mediterráneos en los que se ha estudiado, comprobado, valorado y fomentado la capacidad de resistencia al fuego del ciprés.
Pero como todo en este mundo, donde mil intereses personales rigen por encima del descubrimiento de la verdad… hay diferentes conclusiones al respecto.
En España por ejemplo, a diferencia de en Italia, Grecia o Turquía, la administración forestal establecida y poderes, intereses y conflictos políticos, han socavado y menospreciado las investigaciones y proyectos que trataban de indagar y probar la funcionalidad del ciprés como herramienta en la contención y prevención de incendios forestales.
Nosotros, después de investigar y leer los estudios al respecto, seguimos viendo la importancia de continuar con estos proyectos, descartados sin verdaderas pruebas concluyentes contra ellos, en relación a la selvicultura preventiva y el ciprés mediterráneo como barrera verde en la lucha contra los incendios forestales.
Igualmente, el ciprés es importante para nosotros «per se», simplemente por existir y no solo por su utilidad para las nociones e intereses humanos.
Una vez comprendido esto, podemos entrar a investigar su utilidad como herramienta en el establecimiento de una finca natural, en asentamientos humanos o como parte de nuestros bosques espontáneos y ecosistemas, gravemente amenazados y castigados año tras año por los incendios forestales.
No son pocas las especies vegetales que han desarrollado cierta, sino mucha, resistencia al fuego y que tienen las mejores capacidades para resurgir y prosperar después de un incendio forestal.
No hay motivo racional para no dedicar serias investigaciones al respecto de esto y no dejar que ciertos intereses «nacionales» se impongan como límites, en una naturaleza que no comprende de fronteras impuestas por el limitado e interesado conocimiento personal humano.
No hay diferencia entre los bosques del litoral mediterráneo estén bajo la nacionalidad que sea… Los bosques de Francia, Italia, España, Argelia, Chipre, Turquía, Grecia o Malta no son diferentes por haber sido limitados bajo uno u otro país. Sus diferencias serán en todo caso edafoclimáticas, orográficas etc, pero con tantas similitudes que los expertos los albergan bajo la terminología de la extensa cuenca mediterránea.
¿Cómo puede comprenderse que el ciprés mediterráneo esté incluido en la legislación de la región italiana de la Toscana, como especie forestal idónea para la lucha contra los incendios forestales, y sin embargo en España por ejemplo, este absolutamente descartado por los estamentos oficiales y hasta desaconsejado su uso en el medio rural?
Como en todo donde uno indague, topamos con la irracionalidad imponiéndose, con la fragmentación y los intereses personales impidiendo la verdadera, sana y racional investigación de los hechos.
* Para profundizar en este tema aconsejamos buscar información sobre el proyecto europeo «CypFire».
Nuestro agradecimiento a Bernabé Moyá por su labor de investigación, divulgación y conservación, y por habernos atendido y proporcionado material de estudio al respecto.