Rehabilitación natural de colmenares silvestres

Este artículo no está enfocado a los especialistas en apicultura, sino que en él, se intenta
explicar con un lenguaje coloquial, una problemática de gran importancia a la hora de
enfrentarnos a la recuperación del equilibrio natural.

Por tanto, de ninguna manera pretende servir este escrito como autoridad en aspecto alguno,
sino como toma de contacto y llamada de atención, frente a una problemática que se extiende
a cada uno de los aspectos de nuestro vivir cotidiano.

La rehabilitación natural no es un método más que nace del conocimiento limitado, sino más
bien por el contrario, es la expresión práctica de las increíbles capacidades de recuperación de la naturaleza y de cómo poder colaborar en ello, resultando a su vez, múltiples beneficios en todas direcciones.

Es un movimiento en constante proceso de perfeccionamiento, nacido de la atenta
observación y la falta de conocimientos limitantes… caminando sobre siglos de tradiciones,
costumbres, condicionamientos y conclusiones… cuestionando y poniendo en duda de una
manera sana y racional, las malas prácticas humanas que tan catastróficas consecuencias nos
han hecho heredar.

Aunque claro está que se usan herramientas y cierta técnica, siempre es intentando acercarse
al máximo a lo que ya de manera perfecta, la naturaleza nos muestra; trabajando a su favor y
mostrando de manera indirecta a su vez, las nefastas consecuencias de lo llevado a cabo por el conocimiento humano siendo guiado por la confusión y el egoísmo y no por la inteligencia.

Esto que aquí se explica, es aplicable a cualquier tipo de rehabilitación natural, en cualquiera
de sus aspectos, haciendo hincapié en las extraordinarias capacidades que a través de una
acción completa, inteligente y racional, se muestran en la naturaleza y en el hombre libre de
condicionamientos.

¿Qué le está ocurriendo a las abejas?

Debido a la manipulación a la que han sido sometidas desde hace siglos por el hombre (lo que
llamamos domesticación y que solo aporta “aparentes beneficios” al hombre y muchos
perjuicios al ser vivo domesticado, ya sea vegetal o animal) las abejas, como muchos otros
animales y vegetales se ven en grave peligro de desaparición.

«Sobreviviendo» en condiciones de enfermedad y estrés, siendo atacadas por plagas, hormonadas y tratadas con medicamentos destruyendo así su sistema inmunitario, siendo
alimentadas con derivados del azúcar blanco refinado, confinadas a habitáculos donde no
pueden desarrollarse de manera completa, transportadas de un lugar a otro y un largo
etcétera de padecimientos a los que de manera directa o indirecta el hombre las ha
condenado a sufrir.

Se dice que las abejas llevan un millón de años poblando este planeta. Desde los trópicos, se
extendieron colonizando la totalidad del globo.

Su capacidad de adaptación y su muy evolucionado organismo, hacen de ellas una de las
maquinas más perfectas de la evolución.

Existen multitud de tipos de abejas, de las cuales el hombre, hace siglos, eligió «domesticar» el tipo que más productividad, tanto en polinización como en producción de miel y ceras, le
proporcionara y que mejor se adaptara a la manipulación humana.

Así nació la llamada «abeja doméstica» y todas sus razas o subespecies, conviviendo durante
mucho tiempo con su ancestro silvestre.

Según culturas, la manipulación llevada a cabo por el hombre ha sido mayor o menor, más
agresiva o intrusiva, o simplemente reducida a la cata de sus panales o reservas silvestres.

En los últimos doscientos años, la apicultura tradicional sufrió un «gran desarrollo» debido a los nuevos modelos de colmenas, que en mucho miraban la comodidad del apicultor y poco la
salud de las abejas.

¿ABEJA O ANIMAL COLMENA?

Normalmente, se ha entendido a la abeja como un animal aparentemente independiente,
como un organismo en sí. De nuevo, esto no es más que la forma en la que la visión
fragmentaria del hombre, separa el conjunto natural, para diseccionarlo y «comprenderlo»
acorde con su condicionamiento y limitación.

Ya hoy en día, la ciencia considera a ciertas comunidades de insectos u otros seres, como
organismos en sí, por lo que los termiteros, hormigueros o colmenas deben ser entendidos
como un organismo o animal y las termitas, hormigas o abejas como sus células.

Cuando la colmena necesita agua, manda a una de sus células o abejas a por agua; cuando
requiere de propóleos, néctar o polen, son sus células las que se encargan de proveerla…

De manera que debemos comprender las necesidades y requerimientos de la colmena como
organismo y no de la abeja como animal independiente, lo cual, cambia totalmente la visión que se suele tener de la colaboración humana con esta parte importantísima de la naturaleza.

Por ejemplo, es importante entender que si queremos colaborar en “salvar a las abejas”,
debemos poner la intención en facilitar que se creen grandes y fuertes colmenas sanas, no un
gran número de abejas en un gran número de colmenas enfermas o débiles y poco pobladas
en proceso de domesticación… es el animal colmena sano el que está casi extinguido, debido a
la manipulación humana.

Para entendernos mejor: un apicultor puede tener un gran número de colmenas débiles,
enfermas y poco pobladas, pero que en total hacen una gran cantidad de abejas… por lo que un observador poco atento, podría llegar a la conclusión de que hay gran cantidad de abejas y que es muy difícil que toda esa cantidad de abejas mueren a la vez, pues él ve cientos de miles de individuos cuya posibilidad de supervivencia cree independiente…

Por el contrario, lo que está ocurriendo, es que de manera casi impredecible, colmenas o
grupos enteros de abejas obreras mueren o desaparecen sin dejar rastro… Esto ocurre en lo
que se ha dado en llamar problema de colapso de colonias (o Colony Collapse Disorder, CCD) y en lo que de nuevo, la ciencia, la industria veterinaria-farmacéutica, los apicultores y
ecologistas no se ponen de acuerdo en dilucidar sus causas o causa. (Más información sobre el CCD y la desaparición de las abejas aquí).

Lo que sí es seguro, es que la no extinción de las abejas pasa, irremediablemente, por la
rehabilitación de los colmenares silvestres y el mantenimiento de éstas en su estado natural.

¿Por qué son tan importantes las abejas?

Por todos es sabida la frase de Albert Einstein, que previno a la humanidad: “si la abeja
desapareciera de la superficie del globo, el hombre no tendría más que cuatro años para vivir.
No más polinización, no más hierba, no más flores, no más animales, no más hombres”.

Más del 75% de los cultivos que nutren la humanidad y el 35% de la producción de alimentos
dependen todavía de la polinización directa de las abejas.

Las funciones de la colmena, y de sus abejas como células activas u obreras, en el ecosistema son muchísimas, aunque normalmente solemos resaltar la de polinización.

Debido, también, a la desaparición de muchos insectos silvestres por el uso de pesticidas,
herbicidas y demás malas prácticas humanas, las abejas son responsables de un mayor número de polinizaciones, lo cual agrava aún más la situación.

Es importante señalar la problemática que existe con la fertilidad de las semillas forestales, debido a la falta de colmenas en los montes, causado, entre otros motivos, porque una gran parte de los apicultores, mirando solamente por su beneficio económico, prefieren colocar sus
colmenas en campos de frutales o ejerciendo trashumancia con sus colmenas a los lugares que él considera oportuno, por lo que la existencia de colmenares estables en los montes es
mínima.

Según las fuentes oficiales, en la península ibérica, han desaparecido los colmenares
silvestres… aunque no todos estamos de acuerdo con esta información, si es cierto que si no
han sido extinguidos, si muy mermados en número, reduciéndolos a ciertas zonas aisladas.

¿Por qué están en peligro?

El porqué de la extinción de los colmenares naturales, gravísimo problema, no está claro y es
algo en lo que pocos se ponen de acuerdo… aunque podemos con toda seguridad arriesgarnos
a decir, que de manera directa o indirecta, el culpable es el hombre.

La apicultura se ha transformado en un lucrativo negocio, tanto para los apicultores con «poca
conciencia», como sobre todo para las empresas que abastecen de productos a estos, ya sean
las más modernas colmenas, como alimentación artificial, hormonas o medicamentos,
ceras estampadas, criaderos de reinas o las últimas maquinarias para la extracción y envasado de los productos de la colmena, etc…

Debido a las manipulaciones antes mencionadas llevadas a cabo por el hombre, al estrés al que las abejas llevan siendo sometidas desde hace generaciones, a la cría selectiva, a los pesticidas y herbicidas, a las semillas híbridas y productos transgénicos, a los monocultivos, a la deforestación y desertificación llevadas a cabo por la agricultura, la ganadería y la construcción…

A la contaminación del medio ambiente y de las aguas con sustancias como el cloro y el flúor, las cuales se saben dañan gravemente a los seres vivos que las ingieren, y los restos de piensos hormonados que el ganado deja en los abrevaderos al beber y donde suelen acudir las abejas a recoger agua…

A la alimentación artificial de las abejas con derivados del azúcar refinado, a las ceras estampadas usadas en las colmenas de apicultor y que han mutado de tamaño las abejas debido a que las celdas de las ceras estampadas son mayores que las naturales, al romper continuamente el sello aséptico de propóleos de las colmenas para intervenir en ellas… y a muchas otras causas… las abejas de apicultor son débiles, con los sistemas inmunológicos
deprimidos, y sin la capacidad de sus ancestros silvestres de adaptación y defensa frente a las
adversidades, parásitos, enfermedades y cambios climatológicos… recordemos que las abejas
han pasado por glaciaciones y ahora están a punto de desaparecer, aun contando con la
intervención de quien encima «cree intentar ayudarlas», el hombre.

Podemos abrir largos debates y discusiones sobres las causas de la desaparición de las abejas,
sobre el porqué de esto o de lo otro, unos apicultores contarán su experiencia desde su
condicionamiento particular y basado en lo que han visto suceder a unas abejas ya
desnaturalizadas y muy debilitadas, y propondrán esto como la verdad irrebatible; y otros
propondrán tal o cual causa como la culpable y se abrirá un nuevo abanico de posibles remedios que traerán consigo nuevos desequilibrios y más causas con sus propios efectos…

Todo esto ocurre y ocurrirá mientras no veamos la verdad de que la naturaleza es un todo no
fragmentable, en constante cambio y adaptación, con sus ritmos y armonía, donde en todo lo
que ocurre influyen infinitas causas y en donde si rompemos el equilibrio de cualquiera de sus
partes, esto se verá reflejado en el resto de éstas de maneras casi impredecibles.

Por lo que la única acción correcta que puede plantearse, será la que nazca de la comprensión
de este desorden creado por el hombre, del hecho de que el hombre y su confusión han
intervenido en la selección natural, rompiendo el equilibrio del entorno, apareciendo
consecuencias de ello en cualquiera de las partes de la naturaleza.

¿En qué consiste la rehabilitación natural de colmenares silvestres?

Aunque la apicultura está considerada una ganadería, lo cual es nombrado así cuando se trata
de una actividad con animales domésticos, la abeja está considerada, según los cánones de la
ciencia, como un animal semidoméstico, por lo que su capacidad de adaptación a la vida salvaje o silvestre de nuevo es muy alta.

Es precisamente en este factor, en el que nos apoyamos e intentamos potenciar en la
REHABILITACIÓN NATURAL DE COLMENARES SILVESTRES, para aprovechar esta oportunidad y poder corregir los errores cometidos por los intentos de domesticación y la consecuente manipulación llevada a cabo por el hombre y ayudar a la abeja actual, a llegar a su estado silvestre natural.

Claro está, que esta iniciativa no puede verse, de ninguna manera, desligada de otras acciones de rehabilitación natural, tanto de vegetales, animales, acuíferos, etc… Por lo que debe entenderse la rehabilitación natural como un conjunto de acciones irremediablemente unidas y que deben andar parejas, para conseguir el equilibrio de la naturaleza.

Las acciones llevadas a cabo para la rehabilitación natural de los colmenares silvestres, son
simples y económicas.

¿Qué es una colmena natural?

Es todo aquel receptáculo compuesto por materiales naturales, donde las abejas puedan
desarrollar una colmena fuerte y sana sin intervención humana en el nido, sin ceras estampadas, solo proveyéndolas de espacio y tranquilidad y dejando que la selección natural
cumpla su función de optar por la supervivencia de los especímenes mejor adaptados.

Para la rehabilitación natural, se utilizan colmenas (en español, la palabra colmena se puede
referir tanto al organismo formado por cientos o miles de abejas, como al recipiente donde
éstas se instalan para anidar) que pueden ser de madera o de barro, cal, paja o corcho,
intentando que este armazón sea lo más similar a una estructura cilíndrica, lo más parecido a
un tronco o hueco de un árbol. Y obviamente son mucho más grandes en capacidad que las colmenas tradicionales.

En el interior de la colmena las abejas crean su nido colgando de las varillas colocadas a 3,3 cm unas de otras. Un nido natural de abejas está formado por panales, consta de las reservas de miel en la parte superior, de la cámara de cría, que sería una especie de círculo, en la parte central y de la zona donde se guarda el pan de abejas, que estaría a los lados de la cámara de cría y que son las reservas de polen ensilado. El nido es una zona solo para las abejas, no hay ninguna acción que se haga por el hombre en esta zona de la colmena, igual que si estuvieran en un tronco natural.

El hecho de colocar las varillas del nido guardando la distancia de 3,3 cm entre ellas, es porque esta es la distancia que las abejas guardan al construir sus panales naturales. Es importante que no haya ningún tipo de cera estampada, ya que aparte de estar SIEMPRE CONTAMINADA, esta cera podría guardar memoria del tamaño de las celdas usadas en apicultura.

Así las abejas partirán de cero sobre estas varillas, construyendo con su cera los panales, con la distancia entre panales y medida de las celdas natural…

¿Qué otros factores influyen en el bienestar de la colmena?

Debido a la deforestación, los espacios naturales donde se instalaban las abejas de forma
silvestre, se han visto terriblemente reducidos, por lo que esto, sumado a su débil estado, hace necesario el proveerlas de espacios en los que formar las colmenas, donde se dé un “periodo de rehabilitación”.

Se ha observado y comprobado que las abejas de manera natural, al igual que otros insectos
como hormigas y termitas, crean sus nidos en zonas donde existen cruces telúricos. Estos cruces no son más que la intersección entre las líneas telúricas (tanto Líneas Hartman como Curry) las cuales en el caso de las Hartman, forman una cuadrícula por líneas norte-sur y este-oeste, unas de naturaleza magnética y las otras de naturaleza eléctrica. La intersección de estas líneas forma cuadrados de 21cm de lado, donde se ha observado que las abejas sienten predilección por hacer sus nidos.

Gracias a la radiestesia, podemos localizar estos puntos y colocar allí las colmenas. En estos
cruces telúricos, la salud de la colmena se ve tremendamente beneficiada, pues es su lugar
natural de anidamiento y donde la radiación terrestre tiene los niveles necesarios para el
desarrollo de una colmena sana. Cada uno puede sacar conclusiones de este hecho y de no
tenerlo en cuenta a la hora de la colocación de los receptáculos para el anidamiento de las
abejas.

Da la “causalidad” de que, también, los rayos suelen caer en estos cruces, por lo que los
árboles que crecen en estos puntos, suelen recibir el impacto de rayos que debido a la alta
temperatura que producen al caer en el árbol, la savia de éste explota literalmente creando
esos grandes huecos que vemos en los árboles que han sufrido este percance. A parte, debido
a que la radiación magnética y eléctrica es mayor en estos puntos, los árboles que crecen en
estos, pueden verse retorcidos o ahuecados, como si se retorcieran de dolor, padeciendo
tumoraciones o bultos debido a que en estos cruces de líneas telúricas, la radiación es mayor y la permanencia en ellos durante un largo periodo de tiempo, puede ser perjudicial para muchos tipos de seres vivos, incluido el hombre.

Por causa de la deforestación, la posibilidad de que ocurra este accidente natural es muy baja,
siendo también menor la posibilidad para las abejas de encontrar espacios naturales donde
anidar. Esto, unido a la falta de diversidad floral de nuestros montes y los estragos de la
agricultura y ganadería, hacen que las abejas busquen para anidar espacios en pueblos y
ciudades, como huecos de chimeneas, huecos de persianas, garajes, etc… También las
floraciones de parques y jardines atraen a las abejas, por lo que cada vez son más las salidas de los bomberos para retirar enjambres que buscan cobijo en las ciudades.

De la misma manera, otro factor a tener en cuenta, es la orientación de las varillas donde
formarán el nido, pues se ha observado que las abejas en estado natural, suelen colocar los
panales orientados NORTE-SUR, posiblemente para la mejor circulación de las corrientes de
aire y mejor ventilación.

Al igual es importante, el permitir un espacio vacío de unos pocos centímetros en la parte
superior del nido, de manera que ellas construyan unos panales con miel, a modo de
«sombrero», que entre otras funciones tiene la de termorregulador y control de la humedad,
ya que esta es una de las funciones de la miel dentro de la colmena.

Otro importante factor que influye directamente en la salud y estado de la colmena, es la
población que se da en ésta.

Cuando la población es reducida o no se le permite a la colmena llegar a la madurez debido al
robo de reservas, al limitado espacio o al continuo cambio de los panales del nido (como es
común en las practicas apícolas) la colmena prescinde de las tareas “menos importantes” para
volcar a todo el mayor número de abejas en las tareas menos prescindibles… lo que mantiene a la colmena en un constante estado precario, donde no es posible un total desarrollo y donde el abandono de ciertas tareas por imposibilidad, puede traer consecuencias que empeoran la
situación, además de aumentar el nivel de estrés y la vulnerabilidad de los miembros de la
colonia.

Estas tareas “más prescindibles”, son tales como la defensa frente a intrusos o depredadores,
limpieza y control higiénico de los miembros que entran en la colmena, ventilación o
refrigeración, propolización (sellado antibiótico, fungicida y de fijación de las partes de la
colmena), etc…

Además de la considerable menor producción de miel, como se explica con la Regla de Farrar, más detalles aquí.

Por tanto, a mayor población, más producción de miel, lo cual significa más reservas para el
invierno y más población que sobrevive para encarar el despertar del nido invernal, más
número de abejas disponibles para cubrir un mayor número de tareas, mayor protección
frente a posibles ataques o intentos de saqueo de otras colonias y animales y por tanto más
seguridad y tranquilidad, mejor estado de salud de la colmena y menos nivel de estrés en los
miembros de esta.

¿Cómo se pueblan las colmenas naturales?

La rehabilitación de colmenares se nutre de la «pesca» de los enjambres que buscan
«alojamiento» en la época de enjambrazón. Ya sean silvestres, si alguno queda, ya sean provenientes de abejas de apicultor, son el potencial a utilizar, debido a la capacidad, antes
mencionada, de asilvestramiento dada su condición de animal semidoméstico.

También se pueden llevar a cabo el paso directo de colonias de apicultor a los habitáculos que
albergaran colmenas naturales, aunque lo lógico es poder trabajar con los enjambres
provenientes del enjambrazón, lo cual no es más que el método de reproducción de las
colmenas ante el periodo de mielada (cuando se produce la explosión floral en cada zona).

Se les proporciona de gran espacio en la zona del nido, puede llegar a los 200 litros de
capacidad o todo lo que el nido pueda llegar a abarcar, añadiéndole más alzas o espacio si es
posible y necesario.

A diferencia de cualquier tipo de apicultura, el nido jamás es tocado, intervenido o catado. Las reservas del nido nunca son recogidas, se quedan totalmente para las abejas, a su disposición para pasar el invierno.

No se usan medicamentos, ya sean naturales o no. Se deja que sea la selección natural la que decida que colmena, y por tanto que información genética, perdure.

Aunque se pierdan parte de los colmenares o enjambres que han podido «pescarse», y solo queden unos pocos o uno, esa colmena puede llegar a hacerse adulta y proveer a la primavera siguiente de enjambres sanos y más cerca ya de su ancestro silvestre. Por lo que aunque un año se hayan mantenido solo 2 o 3 colmenas, al siguiente pueden darse 2 o 3 enjambres por colmena si las condiciones son favorables mínimamente.

Esto demuestra la gran capacidad de recuperación que tiene el «animal colmena» y la gran oportunidad, si sabemos aprovecharla, de ayudar a este imprescindible ser, a volver a su estado natural.

EN RESUMEN…

Podríamos explicar que la Rehabilitación Natural de Colmenares Silvestres, consiste en utilizar el potencial de enjambre de las colmenas, ya sean naturales o de apicultor, proveerles de un espacio amplio, fijo y adecuado donde puedan desarrollarse con tranquilidad, sin ser manipuladas innecesariamente, sin robarles sus reservas, sin romper los panales del nido (ya que son como un gran libro donde se guarda información ambiental, social y genética de la colmena) dejando que éstas maduren, se hagan fuertes y puedan crear enjambres más cercanos a los silvestres, donde la abeja pueda volver a su tamaño y estado natural, potenciando la polinización forestal y ampliando por tanto la biodiversidad.


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