Dentro del género Elaeagnus existe gran variedad de especies con frutos comestibles. Por ejemplo, Elaeagnus angustifolia, Elaeagnus multiflora o Goumi japonés, Elaeagnus commutata, E. latifolia y Elaeagnus pungens o Silverthorn.
Esta frutilla nativa de las regiones templadas y tropicales de Asia, también recibe el nombre de arándano plateado japonés.
Al principio es de color amarillenta pero una vez madura se vuelve de color rojo con pequeños puntitos plateados, tal y como podéis ver en las fotografías.
Estas bayas se pueden comer crudas, su sabor es dulce y agrio; y es por esto que las usan como sustituto del tomate en salsas y otras preparaciones.
Como la mayoría de bayas silvestres, si no están en su punto óptimo de maduración pueden ser astringentes.
Entre sus cualidades nutricionales destacan el alto contenido de licopeno (mucho mayor que en los tomates) y carotenoides. Además de gran contenido en Vitamina C. entre otras.
El género Elaeagnus fija nitrógeno atmosférico, como también lo hacen las leguminosas, por lo que es un buen aliado para regenerar y enriquecer los suelos. Así, si plantamos varios Elaeagnus en nuestros jardines y huertos, podemos aumentar el rendimiento de los diferentes cultivos que tengamos, tanto para frutales como para verduras y hortalizas.
Mención especial merece el Elaeagnus angustifolia, también llamado árbol del paraíso, olivo de Bohemia, olivo ruso y olivo persa.
Es usado para fijar terraplenes y dunas de arena, y tiene capacidad para prosperar en ambientes salinos.
A sus frutos los llaman bayas de plata, aceitunas de Bohemia y dátiles de Trebisonda (ciudad turca junto al mar Negro). Sus características nutricionales son muy parecidas al anterior, compartiendo todos ellos el alto contenido en vitaminas y antioxidantes.
A diferencia del Elaeagnus umbellata que no está presente de manera silvestre en nuestra geografía (aunque si tenemos conocimiento de la existencia de ejemplares en algunas localizaciones de Italia), el árbol del paraíso (Elaeagnus angustifolia) si se ha adaptado con éxito, pudiendo encontrar una muestra de ello en el espacio natural «Bolitas del Airón» en el municipio de Valdemoro, Madrid.
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